Mejorar el ahorro y la eficiencia energética, adecuar los niveles de iluminación en los espacios exteriores, limitando el resplandor luminoso nocturno o contaminación luminosa, y reducir la luz intrusa o molesta, son sus objetivos principalesDe acuerdo con el Reglamento, son tres sus objetivos:
1.Mejorar la eficiencia y ahorro energético, lo que conlleva, como consecuencia inmediata, la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero. La implantación de criterios de eficiencia energética que impone el reglamento (consumo unitario, eficiencia luminosa, mantenimiento, racionalización de horas de utilización, etc..) supondrá ahorros de consumo energético, teniendo en cuenta el tipo de lámparas utilizables en alumbrado exterior.
2.Limitar el resplandor luminoso nocturno o contaminación luminosa. En este caso los efectos son, fundamentalmente, de tipo medioambiental, contribuyendo a mejorar notablemente la observación del cielo y sus astros, eliminando en gran medida la difusión y reflexión de la luz en la atmósfera por emisión directa al cielo o reflejada por las superficies iluminadas y que son las causantes de interferencias en los sistemas de observación astrofísica, desorientación en aves nocturnas, etc ;
3.Reducir la luz intrusa o molesta. No tan impactantes en la opinión pública, pero de gran importancia para el confort individual resultan las medidas establecidas, que permitirán evitar gran número de molestias a los ciudadanos en sus hogares o actividades por la presencia de iluminaciones indeseadas.
El Reglamento aborda el diseño de este tipo de instalaciones basándose en aspectos relativos a la definición de espacios iluminados, implantación de sistemas de regulación y control, optimización de potencias instaladas, limitación del resplandor luminoso y de la luz intrusa y, para todo ello, valorando la calidad energética de las instalaciones.
Para conseguir esos objetivos, el Reglamento actúa sobre varios elementos básicos:
Establece los requisitos mínimos de eficiencia energética de las instalaciones de iluminación;
Limita los valores máximos de luminancia o de iluminancia media de las instalaciones, a partir de los valores de referencia;
Limita los valores de emisiones luminosas que constituyen el resplandor luminoso o nocturno, y de la luz intrusa o molesta;
Requiere un régimen de funcionamiento inteligente, ajustado a las necesidades reales y dotado de sistemas de regulación precisos y adecuados;
Determina las características energéticas de las lámparas, luminarias y otros equipos utilizados, así como los sistemas de accionamiento y regulación;
Exige una programación sistemática de mantenimiento, que se controla mediante verificaciones e inspecciones periódicas.
El alumbrado público superó el pasado año el consumo de 3 millones de Megavatios de electricidad, del que un 95% correspondió a instalaciones municipales. Con la aplicación de este Reglamento, las nuevas instalaciones de alumbrado exterior podrán disminuir su consumo de electricidad en algo más de un 30%, con una mejor aplicación de la luz a los espacios que realmente necesitan ser iluminados.
ENERGIA SOLAR MAS BARATA QUE LA NUCLEAR
El Santo Grial de la industria solar (llegar a la paridad de red) está lejos de seguir siendo un sueño lejano. La energía solar ya puede haber llegado a ese punto, al menos en comparación a la energía nuclear, según un nuevo estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Duke.
No es ningún secreto que el coste de producción de células fotovoltaicas ha estado cayendo durante años. Un sistema fotovoltaico hoy cuesta un 50 % menos que en 1998. Los avances en tecnología e industria combinados con un aumento de la demanda y la producción han hecho que el precio de la energía solar se redujera de manera constante. Al mismo tiempo, los costes estimados para la construcción de nuevas centrales nucleares se han disparado.
El resultado de estas tendencias: “En el último año, las líneas se han cruzado en Carolina del Norte”, dicen los autores del estudio, John Blackburn y Sam Cunningham. “La electricidad procedente de nuevas instalaciones solares es ahora más barata que la electricidad procedente de nuevas centrales nucleares”.
Si el análisis de los datos es correcto, la fijación de precios representa el “cruce histórico”, afirma el título del estudio.
Hay dos factores que no se consideran en el estudio (y que refuerzan aún más la alternativa solar):
1) Carolina del Norte no es un estado “rico en producción solar”. Los ahorros encontrados en Carolina del Norte es probable que sean aún mayores en estados con mejores condiciones solares como Arizona, California del Sur, Colorado, Nuevo México, oeste de Texas, Nevada y Utah.
2) Los datos sólo reflejan la electricidad generada a través de la fotovoltaica, sin tener en cuenta lo que probablemente sea el logro más alentador en la tecnología solar: la energía solar concentrada (CSP). La CSP promete la utilidad de producir a escala y poder ser almacenada (pudiendo almacenar energía seis horas después del atardecer).
Los costes se miden generalmente en centavos de dólar por kilovatio-hora – el coste de la electricidad necesaria para iluminar una bombilla de 1.000 vatios de luz (por ejemplo) durante una hora. Cuando el coste de un kilovatio-hora (kWh) de energía solar se redujo a 16 centavos de dólar a principios de este año, “se cruzaron” la línea de tendencia asociada con la de la energía nuclear. (Ver el gráfico del encabezamiento)
Los autores señalan que algunos desarrolladores de energía solar a escala comercial ya ofrecen servicio de electricidad a 14 centavos por kWh en Carolina del Norte, un precio que se espera que continúe bajando.
Mientras que el estudio incluye las subvenciones tanto para la energía solar como para la nuclear, se estima que si los subsidios fueran eliminados de la energía solar, el punto de cruce se vería retrasado en un máximo de nueve años.
El informe no sólo es relevante porque muestra a la energía solar como una fuente mas barata que la energía nuclear. Los resultados son también importantes porque, a pesar de la incapacidad del Senado para aprobar una ley de energía y clima este año, los contribuyentes soportan una carga incluida en sus facturas (emisión de carbono a la atmósfera) a través de una variedad de cargos ocultos – o externalidades, como los llaman los economistas. Los combustibles fósiles representan actualmente el 70 % de la electricidad generada en los EE.UU cada año ( la nuclear genera el 20 %).
Después de haber caído por debajo de la energía nuclear, la energía solar es hoy una de las fuentes de energía más baratas en Estados Unidos.
Fuente: Sinergia3